(223 palabras) Cuando era niño, aprendí sobre el tío Vova Mayakovsky, quien siempre, en las páginas de un libro para los más pequeños, me decía "qué es bueno y qué es malo" y, en general, cómo comportarse. Solo en la escuela secundaria aprendí que el tío Vova no siempre veía la frontera entre estas categorías. Un momento tan difícil, una vida tan difícil. No la vida, sino una serie de fragmentos de un espejo embarrado, en el que se reflejaban piezas del pasado y del futuro. Caos completo, devastación. Y en medio de esto surgió una voz sonora del poeta, que llamó a la gente a la tubería, diciendo que los conduciría hacia lo mejor, a la verdad, al mundo.
No es ningún secreto que las chicas aman a los "tipos malos", y así es como me enamoré de los versos de este "matón grosero" por su ... ternura.
Y tú, como yo, no puedes sacarte,
¡Que solo había labios continuos!
Parece que volvió toda su alma al revés, estaba listo para parecer indefenso, encarnado en un sentimiento continuo. Cuán fuerte y valiente debe ser, para no tener miedo de exponer los lugares más vulnerables de su alma. Todo para los demás no es para sí mismo. Lo admiro
Al leer esta llamada sonora, vocal, desesperada, un grito, cuanto más fuerte, más posibilidades de llegar al corazón de las personas, tengo ganas de convertirme en una lágrima continua. Entonces necesitas poder escribir. Entonces necesitas poder gritar. Entonces uno debe ser capaz de amar. Ahora pienso: ¿Soy yo quien descubrió Mayakovsky por mí mismo? No, él me abrió a mí. Gracias tío Vova.